Según dedujo el Dr. René Quinton a principios del siglo XX, si el agua de mar está limpia y
cuenta con una adecuada concentración de sales, este plasma tendría propiedades curativas sobre los organismos vivos.
Quinton experimentó con animales antes de atreverse a probar el plasma en seres humanos. Pudo comprobar que su hipótesis era correcta, por lo que se dedicó a establecer Dispensarios Marinos dentro y fuera del territorio francés con impresionante éxito,
especialmente en casos de enfermedades infantiles que hasta entonces habían sido mortales.
Dichos dispensarios funcionaron hasta que la negligencia medica y el caos de la Primerra
Guerra Mundial los relegaron al olvido.
Hoy en día se están instalando una red de dispensarios marinos en Barcelona, España,
Managua Nicaragua, Cali Colombia, Argentina, México y más países.
Fundamentos de la terapia de Quinton
Durante la cura marina de Quinton sucedió una experiencia muy curiosa. Unos campesinos
entraron a la sala donde él descansaba llevando una víbora adormecida por el letargo invernal. De repente Quinton ve que la víbora recobra toda su vitalidad cuando se adapta a la
temperatura del lugar. Y se le ocurrió que la actividad cerebral propia de ese organismo
coincidía con la época climática en la que apareció en la escala zoológica. Así es que toda la investigación de Quinton, que es un trabajo hermosísimo, amplio, profundo y sustentado minuciosamente durante más de diez años, parte de este hecho de que la víbora despertase a la temperatura en la que fue creada. A partir de allí logró dilucidar que la temperatura interna de cada especie, determina la fecha exacta de su aparición en la serie zoológica.
Así empezó todo el escalonamiento de las eras a través de la historia. Y cuando comprobó con termómetro en mano, especie por especie, este escalonamiento gradual que tiene que ver con el enfriamiento del planeta, Quinton concluyó que había una tendencia a mantener la temperatura de los orígenes.
Pasó a fijarse en la composición del medio interno de los seres vivos y encontró que
parte de la temperatura original, también debía haber una composición física y química
determinada y en última instancia encontró que esa temperatura y esa composición física eran la ayuda que el agua de mar provee al organismo.
¿Por qué se perdió el conocimiento de la Cura Marina si estaba teniendo buenos resultados?
El pronóstico que Quinton le hizo a su primer grupo de médicos y a todos los investigadores que empezaron a firmar los informes de los pacientes que se salvaban en el hospital, fue que todo este conocimiento se entendería hasta cincuenta años después.
Quinton fue un visionario.
Hay un dato que tal vez pocos conocen: a partir del descubrimiento de la Ley de la Constancia Térmica, Quinton se ganó como mecenas al Doctor Marey, que había gastado sesenta años de su vida investigando por qué volaban las aves, y Quinton llegó y le dijo: «Porque en el interior de sus alas tienen 44ºC, por eso vuelan las aves». Y cuando el Dr. lo comprobó, se quedó asombrado y lo nombró su asistente en el Laboratorio de Fisiología Patológica.
Esta idea de Quinton es lo que impulsó la aviación en el estado francés. ¡Imagínense! Los periódicos de la época se burlaban de él cuando decía que llegaría el día en que volaríamos sin hélice y sin motor, pero él sabía a dónde íbamos.
Quinton, hizo el experimento de tomar células de las diferentes especies, ponerlas en agua de
mar y descubrió que en el agua de mar tienen una vida útil normal de 21 días. Si se ponen en
una solución de Cloruro de sodio duran dos horas.
Hay un experimento muy famoso que llevo a cabo Alexis Carol, premio Nobel de Biología. El
puso células de un corazón de pollo en un plasma marino que era una composición similar a la sangre, y cada día cambiaba el plasma. Las células de este corazón vivieron durante 16 años, y parece que habrían vivido más pero, murieron porque el ayudante se olvidó de cambiar el plasma en un fin de semana largo.